Sociedades no humanas (I): hormigas esclavistas en Sierra Nevada

Vas andando tranquilamente por la montaña y aparecen unas hormiguitas que caminan con prisa por el suelo. Puede que ni te fijes en ellas, puede que pienses: míralas, qué trabajadoras, cómo se organizan, no como nosotros, que ahora con la crisis nos tienen a todos explotados. Las hormigas son el típico ejemplo de insecto laborioso e incansable, las que trabajan sin descanso todo el verano para almacenar la comida del invierno y cerrarle la puerta en las narices a la poco previsora cigarra, ¿no era así? Pues sí, más o menos, pero también están las que han descubierto el modo de vivir sin mover un dedo (o una pata). La estrategia es esta: raptar y esclavizar hormigas de otra especie que trabajen por el hormiguero en su lugar. Así como suena: las hormigas inventaron antes que nosotros la guerra, el secuestro y la esclavitud.

La laboriosa hormiga trabaja todo el verano, ¿o no? Fuente: cientoveintiunosb.com.

La laboriosa hormiga trabaja todo el verano, ¿o no? Fuente: cientoveintiunosb.com.

Existen más de 200 especies de hormigas esclavistas, pero vamos a hablar de una en concreto. Se trata de Rossomyrmex minuchae, una hormiga que vive en Sierra Nevada, alrededor de los 2000 metros de altitud. Su especie hospedadora es Proformica longiseta, con la que se encuentra muy relacionada filogenéticamente. Hablamos de “especie hospedadora” porque el esclavismo entre hormigas se considera un tipo de parasitismo social, en el que una especie se aprovecha del trabajo de la otra. Vamos a ver cómo es el ciclo de vida de nuestra protagonista y qué es lo que tiene de especial.

Sierra Nevada, el lugar en el que encontrar a nuestra interesante hormiga. Fuente: wikipedia.org.

Sierra Nevada, el lugar en el que encontrar a nuestra interesante hormiga. Fuente: wikipedia.org.

Los hormigueros de R. minuchae son fundados por una sola reina fecundada, que  debe encontrar un hormiguero de P. longiseta y “usurparlo”. Consigue entrar al hormiguero gracias a una sustancia química producida en una glándula especial, que actúa como un potente repelente para la especie hospedadora (¡las hormigas también inventaron los repelentes de insectos!). Una vez dentro, la reina parásita mata a la reina hospedadora y ocupa su puesto, para que las obreras del hormiguero se ocupen de ella y de su descendencia.

Las “obreras” de la especie parásita actúan más bien como “soldados”, ya que su función es buscar hormigueros que se puedan asaltar para conseguir esclavos y reponer la mano de obra en el suyo propio. Para ello realizan expediciones de búsqueda, y aquí encontramos el primer elemento sorprendente en la vida de estos bichillos.  Cuando uno de estos soldados localiza un hormiguero susceptible de ser atacado, tiene que volver al suyo para dar el aviso y llevar hacia el punto de asalto a sus compañeras. Lo raro es que esto no lo hace como lo haría la gran mayoría de hormigas, dejando un rastro de feromonas (las sustancias químicas de las que hablamos en una entrada anterior). Nuestra protagonista, la hormiga soldado que ha encontrado un buen nido de esclavos, se deja de sutilezas y coge a una compañera entre sus mandíbulas, la trasporta hasta allí y le muestra su descubrimiento. Entonces estas dos volverán para tomar cada una a otra compañera, y así sucesivamente hasta que se reúnen entre 60 y 90 soldados, lo que puede llevarles cerca de una hora y media (¿por qué hacen esto de una forma tan poco eficiente? ¡misterios de la evolución!). Ahora están listas para atacar el hormiguero, y suelen hacerlo con un éxito bastante alto.

Os presentamos a Rossomyrmex minuchae. Fuente: www.arkive.org.

Os presentamos a Rossomyrmex minuchae. Fuente: http://www.arkive.org.

Las hormigas parásitas se llevan a casa los huevos, pupas, larvas y pequeñas obreras, y a veces, incluso el abdomen de algunas de las hormigas más grandes, que les sirven como alimento (sí, sí, también practican el “canibalismo”). De esta manera, nuestras esclavistas mantienen constante su población de esclavos, y sólo deben preocuparse por la reproducción. Por si sirve de consuelo y para que no sufráis demasiado pensando en las pobres P. longiseta, diremos que se ha comprobado la recuperación del funcionamiento de los hormigueros asaltados en casi la mitad de los casos.

¿Qué hago si soy una hormiga y pertenezco a una especie esclavizada? ¿Existe algún tipo de defensa entre las aparentemente desvalidas hospedadoras? Se han descrito varias opciones. La más evidente es detectar la presencia de la especie atacante y aumentar la agresividad para resistir el asalto. Sin embargo, como señalamos antes, en nuestro caso las esclavistas suelen ganar la batalla. En el sistema R. minuchaeP. longiseta se ha observado la estrategia contraria: en las zonas donde el parasitismo social es más alto, la especie hospedadora presenta una mayor tolerancia a las esclavistas. Los investigadores pueden saber esto comparando los perfiles químicos de sustancias halladas en la cutícula de los insectos, y encuentran que hay mayor similitud entre las parásitas y las hospedadoras que conviven estrechamente (en simpatría). La semejanza entre ambas especies reduce la agresividad de las hospedadoras hacia las atacantes, y visto el elevado porcentaje de éxito de estas últimas, esto resulta beneficioso para las atacadas, que sufren menos bajas y tienen más posibilidades de reconstruir su hormiguero. Se trata de un caso llamativo de coevolución, en el que la composición cuticular de las dos especies va evolucionando de forma paralela hacia un parecido cada vez mayor, con ventajas para ambas. Por último, se ha observado en varias especies que las hormigas esclavas pueden rebelarse contra sus explotadoras y matar algunas de sus pupas, lo que reducirá las futuras poblaciones de esclavistas.

Y esta es Proformica longiseta. Fuente: fourmis-andalousie.blogspot.com

Y esta es Proformica longiseta. Fuente: fourmis-andalousie.blogspot.com

Si quieres más información sobre los géneros Rossomymex y Proformica, puedes encontrarla en los siguientes enlaces:

http://www.arkive.org/rossomrymex/rossomyrmex-minuchae/

http://hera.ugr.es/tesisugr/18600694.pdf

http://www.revistaquercus.es/noticia/1510/Retos-ecologicos/Hormigas-esclavistas.html

http://waste.ideal.es/hormiga.htm

Espero que a partir de ahora seas más consciente de la complejidad que rodea la vida de estos inocentes bichitos que marchan disciplinadamente por el jardín, y que cuando subas a una cumbre lo suficientemente alta de Sierra Nevada te fijes en si la hormiga que casi pisas lleva a otra sujeta en sus mandíbulas: no se la quiere comer, es su compañera, y juntas van a iniciar una de esas sorprendentes intrigas sociales que se dan constantemente en el mundo animal.

8 comentarios en “Sociedades no humanas (I): hormigas esclavistas en Sierra Nevada

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  4. La verdad es que sí, es impresionante! Algunos entomólogos consideran a los hormigueros como un «superorganismo» por lo bien que se compenetran las hormigas para realizar todas las tareas, de una forma casi más parecida a las partes de un cuerpo que a individuos aislados. Pero el caso que cuentas no lo conozco… merece la pena investigarlo 🙂

  5. Es realmente increíble cómo llegan a organizarse, tanto hormigas como termitas; me alucinan por igual. Hace poco vi un documental sobre una especie (creo que eran hormigas, quizás me lo puedas aclarar) cuya estructura de hormiguero o termitero lo formaban las propias integrantes de la colonia, formando algo así como un «vivax»; un nido formado por los propios insectos (por lo que se podía desplazar) que a su vez formaban el edificio/estructura del nido a través de miles y miles de esbirros. APASIONANTE NO ME JOAS!

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